VUELVE
A CASA POR NAVIDAD
Llevaba
ya casi una semana sin salir de la mansión. Aun no tenía muy claro como logré
recuperar mi hogar pero allí estaba, sentado en el sillón de mi despacho a la
espera de que la cosa se calmase. Suponía que tendría que darles las gracias a
mis ancestros, pero no lo haría. Conociéndolos como yo me conocía a mi mismo,
si ellos hubiesen influido mínimamente en algo habría sido para que no cayese
la mansión, último baluarte Ravnos del territorio, pese a que nos perteneciese
desde los primeros tiempos. Pero eso era un tema extenso que ya os contaré…
Pues
bien, volviendo a la historia que nos atañe, llevaba ya 6 días encerrado sin
intención de salir, por el momento. Aún me quedaba alimento para una semana más
y lo iba a exprimir hasta la última gota.
Pero
ya me estaba recuperando. De hecho, este era el segundo día que descansaba bien
y ya me sentía casi perfecto. La primera noche que logré entrar en la mansión
la dediqué exclusivamente a explorar los alrededores, el extenso jardín y las
fachadas, puertas y ventanas del edificio.
Ese
primer día me obligué a no caer en trance a base de fuerza de voluntad. Lo
dediqué a explorar el interior de mi hogar me llevé una desagradable sorpresa:
los bastardos se habían colado por la única ventana que no estaba protegida.
Dicha ventana era la que pertenecía al antiguo cuarto de Roderick. Tras su
muerte todo había ocurrido tan deprisa que se me pasó por alto protegerla.
En ese
momento no me paré a pensar en como habían logrado entrar por el único sitio
que estaba libre de trampas.
Pero
en muy poco tiempo lo descubriría…
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